La planta docente se inclina mayoritariamente hacia el profesorado bajo la modalidad de cátedra y de contrato, frente al de tiempo completo, lo que conduce a un menor compromiso con la labor docente y con la atención al estudiante, debido a la baja remuneración y a la menor vinculación del profesor con las actividades académicas y el bienestar social que la universidad le ofrece al docente.
Como hemos afirmado la función básica de la universidad es la de formar seres humanos, ciudadanos y profesionales de excelencia, lo que requiere impulsar el proceso de enseñanza – aprendizaje, el profesor cumple una función básica de intermediario frente al alumno que procura acercarse al conocimiento, requiriéndose requisitos mínimos de calidad en la labor docente.
El proceso de enseñanza - aprendizaje requiere desarrollar programas que motiven al docente, mediante la educación y el entrenamiento para la calidad de la enseñanza. A través de la educación para la docencia el profesor profundiza en la teoría y en la filosofía de la calidad de la enseñanza y a través del entrenamiento incorpora en su labor las herramientas para la calidad.
Para que la capacitación sea efectiva se requiere motivación y esta depende de muchos factores como el liderazgo y un buen sistema de remuneraciones, ya que el conocimiento eleva la productividad y esta debe reflejarse en una mejor remuneración salarial.
La universidad debe mantener y ampliar la capacitación teórica y práctica a todo nivel, para docente, para los empleados, los trabajadores y basado en ella, se debe promocionar y remunerar en justa medida, creando un ambiente laboral favorable para los docentes, empleados y los trabajadores, que construyen con su dedicación y con su trabajo una mejor universidad.
La función del docente no se reducirse a la simple transmisión del conocimiento, el es un facilitador del aprendizaje, un organizador y mediador en el encuentro del alumno con el conocimiento, esto no puede dejarse en manos de profesores de baja experiencia y reciente formación, el estudiante debe desarrollar no solo los contenidos teóricos y prácticos adquiridos durante su formación profesional, también debe enfrentarse con los usos prácticos que resultan de experiencias continuas en el aula, en la universidad y en la sociedad.
El proceso de aprendizaje es un sistema que contempla; la planificación académica, el saber, el saber – hacer, la evaluación, la revisión y la reconstrucción académica.
Hay que propender por una continua formación teórico-practica del docente, que asegure: el ser, el saber, el hacer y el saber hacer, en cada disciplina científica.
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