UNIVERSIDAD PÚBLICA Y AUTONOMÍA UNIVERSITARIA

La esencia de la universidad es la de formar Seres Humanos, Ciudadanos Participativos y Excelentes Profesionales, para que el estudiante se reconozca a sí mismo y a los demás miembros de la comunidad académica como personas, se vincule a la sociedad activamente, tome decisiones libres y participe, consolidando la democracia, se una eficientemente al aparato productivo y contribuya con su acción al desarrollo económico, social y político del país.

La universidad es una institución pública comprometida con la ciencia y el conocimiento, por medio de la cual el ser humano rompe conscientemente con la determinación de la irracionalidad y se vuelve persona, con la determinación de la estructura económica, social y política, identifica y fija libremente su posición e interés de clase y con su acción proyecte el cambio y la transformación social.

La educación es el medio para adquirir conocimientos, acceder a la ciencia, a la tecnología; la universidad debe estimular este proceso. Para cumplir esta función a la universidad se le otorgó autonomía, la constitución de 1991, la consagró en el artículo 69, como un componente importante del estado social de derecho, la ley 30 de 1992, en el capítulo sexto, artículo 28, la reglamentó, fundamentándola en la naturaleza del quehacer intelectual y la autoridad del saber que le es propia.

Al estado le corresponde ejercer la vigilancia y la inspección de la calidad de la educación, ello implica el de reconocer cuando una institución educativa en sus funciones asignadas cumpla con lo que esta escrito en la constitución y la ley y no para que con excusa de ella intervenga en las tareas propias de la Universidad, desconociendo su autonomía.

Se controlan los gobiernos universitarios, se fijan metas denominadas estándares mínimos de competencias en materia de contenidos académicos, se fijan pautas y métodos de evaluación docente y estudiantil, por medio de ello se busca reorientar la función de la universidad en referencia del mercado, para ello el ministerio de educación organizó un observatorio laboral, como si la ciencia y la cultura tuviera que estar en relación con las necesidades de la producción privada. Se restringen los recursos para la oferta de programa y para la ampliación de cupos, se desnaturaliza el concepto de educación superior, cambiando el sentido de la universidad, intentando volverla técnica y tecnológica, negando la universalidad del servicio publico de la educación superior, así como el mejor desarrollo del proceso de formación de los educandos.

Se pretende equivocadamente que la nueva política para la universidad sea la de sustituir el saber, el conocimiento, la ciencia, por el aprendizaje de habilidades y destrezas en lo que llaman las competencias, incluso atreviéndose a formular estándares mínimos, de espaldas a los programas vigentes, simplemente pensando en capacitación de colectivos, que solo sean capaces de manejar una información especifica, que por su naturaleza es cambiante, negando incluso la vigencia de los niveles del conocimientos, en donde la información es tan solo el nivel inferior.

El conocimiento necesita de la información, pero ella, debe interpretarse, analizarse, evaluarse, para que el profesional haciendo uso de la argumentación y la crítica, lo utilice en el ejercicio de su profesión y en la caracterización de la sociedad en la que vive, estudie los problemas y presente soluciones.

Para defender la universidad pública, haciendo valer su autonomía, consagrada en la constitución y las leyes, necesitamos de la comunidad universitaria organizada, activa y decisoria, para lo cual se debe estimular la organización de sus estamentos, creando un ambiente de confianza, para la participación, la deliberación, la toma democrática de decisiones y para la implementación de sus propuestas.

La autonomía universitaria, convoca a la comunidad universitaria para que estructure y modifique su institucionalidad, sus estatutos, designe sus autoridades académicas y administrativas, específicamente el rector y los decanos, porque se esta implantando sistemáticamente mecanismos antidemocrático que hacen prevalecer la decisión en poderes externos, desconociendo la voluntad colectiva y democrática de la comunidad universitaria.

Para ello es necesario volver a plantear la constituyente universitaria, que convoque a los estamentos que conforman la comunidad universitaria, para que organizadamente discutan y tomen decisiones sobre las modificaciones a los estatutos básicos y el plan de desarrollo de la universidad contando con la voluntad política de la rectoría, que encabece el proceso y genere un clima de confianza a los participantes.

Discutir y decidir la ampliación de la cobertura, el manejo científico y administrativo del hospital, el presupuesto general de la Universidad, que solo se ha aumentado desde 1993, de acuerdo al incremento del índice de precios, cuando los costos han subido en mayor medida, poniendo en riesgo su funcionamiento en el corto plazo.

Debemos seguir con la ampliación vertical de los programas de pregrado con las maestrías y doctorados de calidad, con fácil acceso en cuanto a matriculas para los estudiantes que han terminado su pregrado y decidan entrar por la senda de la profundización del conocimiento científico.

Comunidad universitaria, el modelo neoliberal, concepción teórica que muestra inconsistencias a nivel mundial para la orientación económica, social y política de los países capitalistas a fracasado y se discute científicamente su cambio por nuevas concepciones teóricas, ello obligara a cambiar todo el armazón institucionales que lo soporta formalmente, que se viene aplicando en el conjunto del sistema y para el sector educativo.

El momento necesita unos directivos que entiendan la situación por la que atraviesa el sistema capitalista mundial, nuestro país y el sector educativo para que sean promotores de la nueva política educativa, del nuevo diseño institucional acorde al papel de la universidad como institución del más alto conocimiento. Hay una relación estrecha entre el sistema económico nacional y el tipo de conocimiento que se imparte en las universidades, una educación de mala calidad repercute en una estructura económica débil.


La globalización del sistema capitalista, diseñó para los países pobres, que se dedicaran a producir materias primas de origen minero y productos manufacturados, caracterizados como de baja tecnología, pretendió que la universidad se dedicara no a la búsqueda de la frontera del conocimiento y de la ciencia, sino a practicas y repetición de conocimientos, priorizando programas técnicos y tecnológicos, que capaciten un trabajo flexible, móvil, precario, requerido por los procesos productivos obsoletos y atrasados, por ello ha excluido el conocimiento avanzado y han situado la producción del conocimiento en instituciones privilegiadas, distantes de la universidad pública

0 comentarios:

Publicar un comentario